Bombera agarra mi manguera

Friday, July 01, 2005

Concierto de Green Day en Madrid, 28 de Junio

He tomado de la página web de MTV España la crónica del concierto de Green Day al que asistí el pasado martes, para que todo el que quiera pueda hacerse una idea de lo que se vivió alli dentro. Me parece una crítica bastante acertada, por lo que no incluiré ningún comentario de mi propia cosecha, salvo una importante corrección: el concierto duró más de hora y media, y no la media hora que se menciona al final del segundo párrafo.


Rockódromo Arena
Madrid

La gira del aclamado ‘American Idiot’ (Warner, 2005) dejó un inmejorable sabor de boca a su paso por Madrid. Al menos en lo que se refiere a Green Day. Estaba previsto que Jimmy Eat World abriera el evento y así fue, aunque la actuación de los teloneros tuvo que ser cancelada debido al desmayo del guitarrista del grupo, Tom Linton. Cayó al foso que separa escenario y público aunque afortunadamente no sufrió heridas graves. Apenas tuvieron tiempo para regalar ‘Pain’, el primer single de ‘Futures’, su nuevo trabajo. La inesperada baja de la banda obligó a adelantar varios minutos la aparición de Green Day sobre el escenario.

Con una puesta en escena impecable, la banda californiana ofreció una actuación en la que incluso sus temas más discretos lucieron como grandes éxitos. Se convirtió en una fiesta de fin de curso para muchos de los asistentes aunque no por ello dejó de ser un evento apto para todos los públicos. No en vano, el grupo de Berkeley cuenta 16 años de carrera a sus espaldas y a sus primeros seguidores se han ido uniendo progresivamente una generación tras otra hasta completar aforo. La banda comenzó siguiendo el guión de su ópera-punk, con ‘American Idiot’ y ‘Jesus Of Suburbia’. Billy Joe -cantante, guitarrista y alma del grupo- animó al público desde el primer minuto a participar del show. La interacción se tradujo en innumerables coros al unísono e improvisados invitados al escenario para sustituir a los propios músicos. Recursos escénicos que aunque no resultan novedosos sí se agradecen cuando llegan a buen puerto. Entre éxitos como ‘Basket Case’, ‘Maria’ o ‘Hitchin’ A Ride’ entrelazaron sorpresas como una versión del ‘Shout’ de The Isley Brothers o un guiño al ‘Always Look At The Bright Side Of Your Life’, himno de los Monty Python, popularizado por los hooligans en sus momentos más eufóricos. Mike Dirnt al bajo y Tre Cool a la batería demostraban su conexión rítmica al tiempo que las apariciones de guitarrista, saxofonista, trompetista o acordeón auxiliaban esporádicamente a la banda en vivo. Tras un par de pausas para retomar los coros del público portando gorros y detalles del peor atrezzo posible regalaran el mejor momento de la velada con ‘Boulevard Of Broken Dreams’. El gran show que ofreció el trío -acompañado por brotes de fuego, golpes de sonido y confeti- quedó en parte ensombrecido por dos detalles muy concretos. El primero fue el de recurrir al típico tópico del ‘We Are The Champios’ de Queen y el segundo -pero no por ello menos importante- fue el de dejar fuera del repertorio ‘When I Come Around’, uno de los cortes emblema de la banda. Pese a todo, después de más de media hora de actuación, Billy Joe -en solitario- puso el broche de oro a la noche con la interpretación de Good Riddance (Time Of Your Life) ante el delirio del pabellón.

Con ‘Dookie’ subieron a lo más alto del panteón del punk-rock y allí han permanecido desde entonces. Aunque algunos de sus álbumes les hayan acarreado más de un altibajo, lo cierto es que con ‘American Idiot’ se ha vuelto a colocar a la cabeza del género y ahora son uno de los gigantes del mainstream. Su contenido combina el discurso politizado de su predecesores -véase Bad Religion o Rancid- con la variedad temática –de la incomprensión al desamor- de los que ahora se consideran deudores de su legado como Blink 182 o Good Charlotte. Es por ello -y por una asombrosa capacidad para componer potentes ganchos- que son más accesibles que sus semejantes. El mayor mérito del grupo en Madrid fue el de demostrar que se puede pasar del underground al rock de estadio sin desmejorar su propuesta.